Esta ruta, muy bien señalizada, tiene su inicio en el pueblo de El Pino. Tomamos el camino que cruza el rio Braña ó San Isidro, y se dirige al Molín Peón, donde la Asociación de Pescadores «El Maravayu» tiene un centro de alevinaje de truchas. Aquí cogeremos el camino de la izquierda, siguiendo el curso del río Valmartín, que perdemos de vista hasta casi llegar a las Foces.
Tras una hora aproximada de ascenso, unas veces bajo el arbolado, otras en zonas más abiertas, podemos ir observando los prados, cuadras y el bosque autóctono que gana altura a la sombra de la Pena La Panda hasta volver a divisar el río, y enseguida, a adentramos en las Foces.
Las Foces del Pino es un desfiladero, declarado Monumento Natural en 2001, por donde discurre el río y un camino empedrado, encajados ambos entre rocas calizas de considerable altura. Mide unos 300 metros de longitud y 6 m de anchura que se abren en el valle del Fundil y las alturas de Caniel.la y Pena Reonda.
La tranquilidad del lugar, solo interrumpido por el sonido de los rápidos y cascadas, será un deleite para los sentidos.
Una vez que terminan las Foces, si continuamos por la senda señalizada del PR AS-31, a la izquierda, que abandonamos después de pasar una cuadra, en dirección Este, llegamos al Val.le Pedroso desde donde podremos apreciar en su verdadera dimensión las Foces.
Tras admirar la belleza de este paraje allerano, nada mejor que disfrutar de su gastronomía y de sus gentes.
A pie de ruta está el chigre del Hotel El Fundil donde nos espera un buen aperitivo, acompañado de la grata compañía de sus dueños y vecinos de la zona.
Si hablamos de mesa y mantel, nos acercaremos a Cuérigo a degustar todo tipo de platos típicos del concejo, en Ca´l Xabú.
Si la noche se nos echa encima, y lo que pide el cuerpo es un reparador sueño, en Santibanes de la Fuente está la Casa de Aldea La Casona de Riomera, donde nuestro despertar será de sorpresa por sus excelentes vistas y su lugar privilegiado, rodeada de naturaleza, cultura y etnografía.